lunes, 16 de agosto de 2010

III

Todo se derrumbó por ese venenoso comentario, que carcomió y fornicó con el alma del árbol, ese grueso y duro tronco se debilitó como si las termitas hubieran entrado en su apogeo, más bien, así fue. Sabio árbol fuiste envenenado...
Insidioso ese día, esa tarde, esa conversación, ese verano, ese ser humano.
Calma, me dice mi dios interno, el que me guía y aveces le habla a mi cabeza, :-calma que todo pasa, que el tiempo todo cura. Pero sé que no será así, que esa semilla germinará y formará otro árbol, este lleno de espinas, savia de dolor y traición, ramas de locura e ira por esa verdad, hojas de afilado acero, y un amargo fruto de la desilución.
Insidioso ese día, esa tarde, esa conversación, ese verano, ese ser humano.
Cuando ese dios se calla quedo yo, preguntándome ¿y si fuera así?, ¿mentí?, ¿callé?, ¿omití?, ¿creé una nueva farsa?, ¿hice bien?. Todo el bosque hubiera seguido igual de encantado, esos mágicos senderos seguirían igual de habituales. Pensandolo mejor, nada es para siempre y menos la puta efímera "felicidad", yo la quería para siempre, pero quizás, ¡pero quizás nada!.
Insidioso ese día, esa tarde, esa conversación, ese verano, ese ser humano.
Mira a tu alrededor, busca, encuentra, enfrenta... cállate mierda!