Me he sentido desorientado, desconcertado y hasta decepcionado de este mundo, la vida se me ha hecho larga a mi corta edad y tantas cosas que pareciera anhelar ya no me hacen sentido. Proceso de maduración quizás, la forma más concientizadora a la que mi cerebro hace eco, prefiero dormirme en las tinieblas que soportar la sociedad enferma, los veo y nos los comprendo, cometen actos irreversibles, revolucionado mi cerebro que estalla en aversión. Exijo poder comprenderlos, botar mis prejuicios para aceptarlos, pero he desechado la mayoría del tiempo en pro de lo mismo, son ellos los que no se han quitado las cadenas -que frase más prostituida-, pero es cierto, no depende mi esforzarme, solo me sigue haciendo daño el abrirme aun más a sus actos desenfrenados. Los miro a los ojos y me devuelven la miseria, estoy condenado a absorber las energías, y para qué, ¿para perdonar el acto humano?. No es necesaria tanta disyuntiva, podría acabar con esto pero no lo creo.
Es tan simple como no pertenecer, no sé si este mundo sirve para ser habitado por tales especímenes, tan carroñeros como sus descendientes. Veo plumas negras en el asfalto, la frustración se vuelve tan intensa. Acepto la deconstrucción, pero esto se ha salido de las manos, no me gusta este lugar, lo llevo despreciando lentamente durante mucho tiempo, tan solo la naturaleza me otorga el calmante asertivo, si la miro pareciera volver a tener sentido algo, pero enseguida diviso el acto humano, el desenfrenado acto humano que me vuelve a pujar al barranco. De alguna forma me pone tranquilo el saber que no estoy solo en esto, cientos, miles en la historia han tenido esta postura, no me cabe duda que ellos también en un momento fueron buenos.
Una bolsa para llevar otra bolsa, acto seguido, botar dos bolsas.
Es tan simple como no pertenecer, no sé si este mundo sirve para ser habitado por tales especímenes, tan carroñeros como sus descendientes. Veo plumas negras en el asfalto, la frustración se vuelve tan intensa. Acepto la deconstrucción, pero esto se ha salido de las manos, no me gusta este lugar, lo llevo despreciando lentamente durante mucho tiempo, tan solo la naturaleza me otorga el calmante asertivo, si la miro pareciera volver a tener sentido algo, pero enseguida diviso el acto humano, el desenfrenado acto humano que me vuelve a pujar al barranco. De alguna forma me pone tranquilo el saber que no estoy solo en esto, cientos, miles en la historia han tenido esta postura, no me cabe duda que ellos también en un momento fueron buenos.
Una bolsa para llevar otra bolsa, acto seguido, botar dos bolsas.
