...si el dolor y el terror se modifican de tal modo que no son realmente nocivos; si el dolor no conduce a la violencia, y el dolor no acarrea la destrucción de la persona, en la medida en que estas emociones alejan las partes, sean finas o toscas, de un estorbo peligroso o pertubador, son capaces de producir deleite, no placer, si no una especie de dolor delicioso, una especie de tranquilidad con un matiz de terror; que, por su pertenencia a la autoconservación es una de las pasiones más fuertes de todas. Su objeto es lo sublime. E. Burke. Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, parte IV, sección VII.
martes, 24 de junio de 2014
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